Se acerca la primera semana del curso.
(Pon la música de Tiburón e imagina la aleta acercándose. ChanchanchanchanchanchanCHANCHANCHANCHAN).
Qué suerte, porque yo ya voy por la tercera. Empezar a mediados de agosto debería estar prohibido.
La primera semana del curso siempre nos pilla con el pie cambiado, por mucho que sepamos cuándo va a llegar. Podemos dejar tareas preparadas antes de marcharnos, prometernos que este año sí que nos ponemos las pilas desde el principio, hacer listas infinitas a finales de junio con las cosas que ESTE AÑO SÍ vamos a hacer…
Pero luego llega septiembre y se nos han olvidado todas las promesas y hasta dónde guardamos los bolis, ¿de qué lista me estás hablando?
Si encima empiezas en un cole nuevo, ya ni te cuento.
En la primera semana del curso, raro es ver a alguien que empiece el temario con fidelidad. Para empezar, no han llegado la mayoría de los libros y la sala de material está más vacía que nuestras carteras. En las comunidades autónomas en las que se da clase por la tarde, el horario intensivo nos deja bien claro que estos días «no cuentan». Y sabes, SABES, que hay niños y niñas que todavía no han llegado y vas a tener que empezar de cero otra vez cuando lo hagan.
Sin embargo, esa primera semana del curso puede ser la más importante del año. Hay muchas cosas que hacer para las que no necesitas ni un mal lápiz. Y son cruciales.
La primera semana del curso
Conoce a tus peques
Olvídate del libro de Matemáticas. Deja esas lecturas para más adelante. El proyecto en el que van a montar un barco con palillos puede esperar.
La primera semana del curso está para conocer a tus peques.
Crea actividades que te permitan ver la personalidad de cada peque. Juegos en el patio o en clase, un Kahoot o un Plickers de chistes o sobre ti para que te conozcan mejor.
Dos verdades y una mentira, donde tienen que decir tres cosas de sí mismos y una es mentira; el resto de la clase tiene que adivinarlo.
Escribir una adivinanza sobre un compañero o compañera (o sobre sí mismos) y pegarla en un sitio visible para que el resto la vea e intente adivinar de quién habla.
Un dibujo de sí mismos en su lugar favorito con su persona favorita.
En todas estas actividades, tú también participas. Es muy divertido ver las caras que ponen cuando les digo que soy escritora y que hablo tres idiomas; mi mentira siempre es «me encanta ir al monte» (la última vez tuve que pedir un taxi para bajar porque la pájara no me dejó llevar ni a la mitad), y nunca la aciertan.
Conócelos desde el primer día. Vais a pasar mucho tiempo juntos y quieres que estén a gusto. Por supuesto, si repites clase no te hace falta pasar la primera semana del curso entera haciendo este tipo de actividades, pero cualquiera de ellas es mejor que «¿Dónde has estado de vacaciones?».
Establece rutinas
Una de las (pocas) cosas que me gustan del sistema educativo en EEUU es la importancia que se les da a las rutinas. Cada maestrillo tiene su librillo, pero de instrucciones, y a cada una nos gusta hacer las cosas de formas distintas.
¿Eres la de Inglés y quieres que cuando tú llegues tengan el material preparado en la mesa? Practícalo desde el primer día. Especifica qué material van a necesitar para la mayoría de las clases.
¿Cómo vamos a los cambios de clase? ¿Se va en fila, en grupo? ¿Por qué pasillo? ¿Hay que esperar fuera a entrar si no está la profesora, o nos podemos ir sentando?
¿Tienes un sistema de reparto de material? Te lo recomiendo, sobre todo si trabajan en grupos, para que no te vengan 25 pares de manos a coger las tijeras y tú no tengas que hacerte maratones por la clase. ¿Tareas de clase? De nuevo, muy recomendado. Saber quién va a por las fotocopias, o a dirección, o quién es quien apaga la luz al salir de clase.
La primera semana del curso te sirve para establecer un orden que te va a durar todo el año.
Normas del aula
Igual que las rutinas, decidir las normas del aula con los y las peques también puede ser muy útil. No tienes que hacer nada complejo, simplemente recordar una serie de normas básicas y de sentido común que no contradigan las del centro.
A mí, por ejemplo, me vuelve loca que me pidan ir al baño ochocientas veces. Mi norma es que pueden ir en los cambios de clase, cuando están trabajando de forma individual o si es una emergencia muy emergente. Si piden ir más de dos veces en el rato antes del recreo, o se están burlando de mí o tienen un problema médico y toca llamar a casa para aclararlo.
¿Qué pasa si se incumplen esas normas? ¿Cuáles son las consecuencias? Si se las dejas escribir a ellos y ellas, verás que son mucho más duras de lo que seríamos nosotras.
Razona tus normas, incluso si es solo para decir «es por vuestro bien». Cíñete a ellas. Si eres de las que hace muchas excepciones, asegúrate de que son lo suficientemente vagas y generales para poder dejar que ese niño que tiene TDHA se libre de las consecuencias de actos sobre los que no tiene control.
Ah, y otro detalle: el lenguaje importa, no lo llames «castigo». Son consecuencias. Si yo rompo un plato, la consecuencia es que tengo que recoger los trozos porque si no me puedo cortar o se puede cortar otra persona. No es un castigo, es causa-efecto.
Comunicación escuela-casa
Normalmente, en la primera semana del curso se hace una reunión con las familias para presentarnos y explicar cómo se van a hacer las cosas este año. Aprovecha esa reunión para explicar cómo te vas a comunicar y cómo les vas a hacer llegar los distintos aspectos de la vida escolar.
¿Usas agenda? ¿Llamarás por teléfono? ¿Vas a montar un grupo de Telegram? Tú mandas (a no ser que te lo indique el colegio porque tenéis un protocolo para estas cosas, y si es así qué suerte la tuya), pero déjalo claro y hazte caso a ti misma. Recuerda que los registros escritos son más fáciles de acceder que las llamadas de teléfono o cualquier palabra que puedas decir en una reunión.
Establece el ambiente de clase y deja claro tu estilo
¿Eres muy estricta y te gusta que trabajen en silencio cuando les das una tarea? Déjalo claro en la primera semana de clase.
¿Hay que levantar la mano para contestar a las preguntas o quien sepa la respuesta puede soltarla? ¿Permites que hablen mientras trabajan o no? ¿Pones música cuando están en Plástica? ¿Te obsesiona el orden?
Por supuesto, según avance el año van a conocerte y van a aprender cómo hacerte saltar y cómo complacerte (suena fatal así escrito, creo que tú ya me entiendes). Pero si esta primera semana del curso dejas claro que quieres que tengan el cuaderno ordenado, que no vas a aceptar textos con tachones o que ayudarse en el grupo no es copiar (o no siempre, ejem), te va a ser más fácil ahorrarte disgustos desde el principio.
Cada una tenemos nuestras manías y nuestras formas de dar clase. ¿Tú qué haces en estos primeros días? ¿A qué le das importancia? Cuéntalo en los comentarios, que ya sabes que nunca sobran consejos.
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Como siempre, gracias por estar ahí. Gracias por leer.
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