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Decoración del aula en Estados Unidos

23 septiembre, 2020

Una de las cosas que más nos llaman la atención a las que somos adictas a Pinterest es la decoración del aula de los colegios de Estados Unidos. Te das una vuelta por el tablero de cualquier maestra y lo flipas en colores, porque no puedes entender bien de dónde sacan el tiempo, la imaginación o, ojocuidao, el dinero para montarlas.

El curso pasado, con las prisas y la mudanza trasatlántica, no le pude prestar mucha atención a decorar mi clase, pero este verano he tenido más tiempo y le he dedicado un poco.

Y según lo estaba haciendo, se me ocurrió que a la gente del otro lado del charco quizás le interesara este tema. Pregunté en Twitter y resultó que sí. Así que aquí está la entrada sobre decoración del aula en Estados Unidos.

Decoración del aula en Estados Unidos

Más didáctica que estética

Los paneles que se usan en clase en este país no solo están ahí para hacer bonito.

Bueno, algunas sí. Y es que nuestra profe de Arte lo mola todo, no me digas.

Vale, sí, muchos de ellos solo cumplen una función estética, porque al final estás en una escuela llena de niños y como no decores los pasillos, esto parece un hospital, pero muchos van más allá.

Por ejemplo, cada aula de Primaria en mi distrito tiene una pared dedicada a las palabras de vocabulario que se trabajan en clase. Las que aparecen en las historias y en nuestros materiales didácticos se enseñan explícitamente y luego van a formar parte de una pared como esta que he montado yo, que ahora ves vacía porque aún no hemos dado nada. Tenerlas ahí facilita hacer referencia a ellas y crear actividades con las palabras que ya hemos estudiado.

De momento no hay más que las letras del abecedario, pero pronto estará tan llena de palabras que se juntarán unas con otras. Ay.

Los paneles también sirven para colgar los carteles que haces con los niños y niñas, o alguno que tengas ya comprado. Si les hacer un dibujo para, por ejemplo, explicar el método científico, te facilita la vida dejarlo como referencia en un lugar donde lo vean bien. Después, cuando cambies de tema y hables de universo, lo puedes relegar a la zona menos visible de tu clase, donde aún lo tendrás a mano como recordatorio pero no te ocupará el sitio más importante.

Y es que la decoración del aula suele ser dinámica y cambiante. La adaptas a lo que necesitas en cada momento (y si das cursos bajos, a la época del año, como el otoño o Navidad), aunque dejes fijos los elementos que más te cueste colocar (el papel del fondo y los bordes, por ejemplo). Los y las peques están acostumbrados a usarlos de referencia y agradecen poder tenerlos a golpe de ojo.

No todas las funciones son bonitas ni didácticas. Esa cortinilla negra sobre el cristal se baja cada vez que tenemos simulacro de «intruso en la escuela»: cerramos la puerta con llave, bajamos la cortina y nos escondemos para que no se nos vea.

Al primer vistazo

Si tienes la decoración del aula al día, un solo vistazo a tu clase basta para saber qué estás dando.

Esto es muy útil, por ejemplo, si te pones enferma y alguien te tiene que sustituir. Aquí no hay compañeras que te hagan las guardias: llamas a una sustituta que te cubra, o dejas que el sistema de sustitución lo haga. A menudo, esas sustitutas no son maestras, sino gente que ha pasado una mínima formación y entra en tu clase con, digamos, unas habilidades magistrales justitas.

Saber qué tienen que hacer sin tener que preguntar a los y las peques porque tus paredes ya tienen toda la información les puede salvar la vida. Y al final, lo que quieres es que todo el mundo en tu clase esté feliz y a salvo (y que las sustitutas no rechacen tu clase porque son unos hooligans y tú un desastre).

Te deja en buen lugar

Sí, a los equipos directivos les gusta ver las clases bien montadas. Pero no solo porque hacen bonito.

A principios de este siglo, W. Bush pasó una ley educativa federal llamada «No Child Left Behind» que sacudió los cimientos de la educación tal y como estaba en aquel momento. Como ya te imaginarás, Estados Unidos tampoco es un país en el que se les pregunte a los docentes qué les parecen los cambios, así que aquellos primeros años fueron un poco bastante convulsos.

Por lo menos en California, donde yo estaba. De donde me fui sin haber cumplido nada de lo que me pedían, porque madre mía.

La NCLB es una ley con muchas aristas que no voy a pretender entender, pero algo que se impuso desde entonces es la importancia de que los niños y niñas sepan qué están haciendo. No me refiero a «estoy coloreando un dibujo», sino a «estamos estudiando el método cienfítico», o «estamos aprendiendo a multiplicar por dos cifras con números naturales».

Quieren que sepan el objetivo de tu lección y saber en qué momento del año estás, en qué tema, en qué lección, cuando entren en tu clase. Porque sí, van a entrar en tu clase.

Cualquier día. Cualquier hora. Sin avisar.

Y se van a acercar a tus peques. Y les van a preguntar qué están aprendiendo hoy. Si tu clase está decorada con pósters útiles y actualizados, si tienes costumbre (aunque más que costumbre es norma) de poner el objetivo que estás trabajando en un lugar visible al que haces referencia, tus peques van a contestar bien.

Y si contestan bien, es más probable que no te despidan antes de que termine el curso.

Gulp.

Así que, aunque tu clase no tiene por qué parecer un tablero de Pinterest y no lo va a parecer ni el primero, ni el segundo, ni el tercer año, más te vale esmerarte un poquito y ponerlo un poco mono. Con que dé el pego vale, porque…

Bueno, bonito, pero no barato

Toda esa decoración que ves sale de los bolsillos de los docentes.

Incluso las fotos de mi clase que te pongo aquí, que son low cost a tope, tienen muchos elementos comprados. Básicamente todo, menos el papel del fondo.

Seguro que has oído eso de que los profesores americanos ponen los materiales de su bolsillo. Más de una persona y más de dos me lo ha preguntado, pensando que sería una exageración.

No lo es. A excepción del material considerado de oficina (bolis, grapas, clips), todo lo demás lo pones tú.

Bueno, la sillas y los pupitres. Y una mínima lista de mobiliario obligatorio en el aula.

Todo lo demás lo pones tú.

Y puedes poner lo que te dé la gana. Estanterías. Armarios. Sofás y mesas de café (en serio). Tumbonas. Alfombras. He visto clases mejor decoradas que ninguno de los pisos en los que he vivido nunca.

El distrito te suele dar un dinero que te reembolsa, o puede tener, como pasa en Tyler, una especie de copistería bestiajaanimal donde te haces tú los pósters, imprimes en color y recortas letras y dibujos de forma digital… y pagas de tu bolsillo si te pasas del límite que te dan.

El resto es cosa tuya. Desgrava en los impuestos, eso sí, pero hablamos de que hay gente que gasta miles de dólares en su aula.

Hay tiendas especializadas solo en material para el aula. Y los grandes almacenes tienen sección para maestras.

Hoy mismo he entrado en mi tienda de manualidades favorita y he llenado el coche de cosas para clase porque estaba de oferta y NECESITA UNA CAJA LLENA DE CAJAS MÁS PEQUEÑAS, ¿VALE?

Así que sí: la decoración del aula es un vicio, pero uno que sale casi más caro que la cocaína. Entre eso y las visitas que hago a la librería, una perdición.

Pero qué bonitas quedan las clases. La mía no, pero el resto: ideales.

Verás cómo la tuya también luce cuando aterrices por aquí.


Si te interesa el tema del programa de Profesores Visitantes, no dejes de pasarte por esa sección del blog. Ponte en contacto conmigo si quieres que trate un tema en concreto, estaré encantada de echarte una mano.

También puedes echar un ojo a mis novelas (donde sale el mejor profe del mundo y los adolescentes más angustiados de Euskadi) y a Profe, una pregunta, un libro donde expongo muchas de las dudas que me acosan a diario.

Gracias por pasarte. Gracias por leer.

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