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¿Por qué leemos?

18 septiembre, 2023

Parece que todos los principio de curso a alguien se le ocurre la misma idea: publicar una lista de libros que todo adolescente tiene que leer, caiga quien caiga, a poder ser en clase. Lo de que le gusten las lecturas o tenga el nivel de maduración necesaria para entenderlas lo dejamos para otro rato. Nos olvidamos de por qué leemos y nos concentramos en lo que hay que leer.

Cuando publiqué Profe, una pregunta lo hice desde el punto de vista de una docente que lleva muchos años en el aula y cada vez tiene menos certezas absolutas. Con esto de las lecturas obligatorias me está pasando igual. Hubo un tiempo en el que estuve muy de acuerdo con ellas (todavía estoy de acuerdo con el 99 por ciento de cosas que dije en este post), pero he empezado a matizar mucho mi opinión.

Y es que estoy viendo que a menudo nos dejamos la pregunta más importante cuando planificamos nuestras clases, nuestra lista de lecturas, nuestras actividades: ¿Por qué? No para qué, ojo, que eso quizás lo marca la ley o el plan de centro, sino el por qué.

¿Por qué los siento por grupos, en lugar de sentarlos solos? ¿Por qué voy a ponerles un examen escrito? ¿Por qué uso el libro de texto? ¿Por qué he decidido no usarlo?

¿Por qué leemos?

Lo bueno de este por qué es que no tiene una sola respuesta ni una respuesta correcta. Siempre que tengas claras tus razones y no sea «Porque siempre se ha hecho así», tú sabrás lo que haces en tu clase, no pienso meterme. El problema viene cuando no nos planteamos el porqué de las cosas y lo hacemos de forma mecánica, o peor, porque «conmigo lo hicieron así y salió bien».

Cuando nos planteamos una lista de lecturas para el aula, es bueno plantearse el porqué.

No por qué un libro u otro. Plantearse por qué leemos.

¿Por qué leemos?

Porque sí

Iba a dejar este motivo para el final, pero debería ser siempre el primero. Leemos porque sí. Porque en un océano de opciones de ocio, elegimos leer. Porque nos apetece, porque nos entretiene, porque nos da la gana. Sea lo que sea lo que leamos, uno de los lujos de leer debería ser no tener que dar explicaciones.

Pero las damos. Cuando somos pequeñas, debemos explicar por qué estamos leyendo El Diario de Greg en vez de otros libros adecuados a nuestra edad. Por qué estamos con la colección azul de Barco de Vapor cuando deberíamos estar en la naranja.

Por qué leemos literatura juvenil a los 40. Por qué leemos fantasía en lugar del último premio Nobel.

Porque sí. Porque me da la gana.

No sé si esto ha sido así siempre (creo que sí) o su efecto ha sido multiplicado por las redes sociales (también), pero circula por ahí un cuerpo policial de lo que se debe y no se debe leer que, aparte de cansino, es muy dañino. Podemos creernos muy fuertes, muy independientes y muy maduras, pero cuando le decimos a alguien que estamos leyendo un libro de Chiki Fabregat y nos tuerce el morro, es fácil quedarse un poco cortada. Es fácil evitar la pregunta, contestar con evasivas o no contestar.

Y es agotador.

¿Por qué leemos literatura juvenil de adultos? Pues igual porque nos dijeron que no era la literatura adecuada para leer cuando éramos jóvenes, Paco, piénsalo.

A ver si te voy a tener que dar explicaciones de lo que leo cuando no se las daba ni a mi madre a los 13.

Porque nos conecta con el mundo

No hay cosa que más me guste que encontrarme a mí misma en los libros. Descubrir que eso que me creía que solo me pasaba a mí le pasa también a más gente. 

Soy una mujer cis europea heterosexual de mediana edad. Tengo suerte, encuentro muchos referentes en los libros. No todo el mundo tiene esa suerte.

También me gusta leer historias con las que no puedo conectar porque me ayudan a empatizar. Ponerme en la piel de alguien y ver realidades que mi burbuja no ofrece es algo que solo puedo hacer a través de la ficción. Las series y películas están bien, pero a través de los libros esa conexión se multiplica.

Para que haya conexión, tiene que haber cierta madurez. Una adolescente de 13 años puede leer Guerra y Paz y disfrutar con la historia, empatizar con los personajes, llorar y reír con ellos. Y otra de la misma edad preferirá los de la serie de La casa mágica del árbol porque conecta mejor con las aventuras de un grupo de chavales.

Decir que en la ESO hay que leer Guerra y Paz como lectura obligatoria me parece no tener ni pajolera idea de lo que es ser adolescente.

Tampoco digo que en el instituto haya que leer al Capitán Calzoncillos, ojo. Creo que a partir de cierta edad se deben meter lecturas que queden un poco por encima del nivel medio de lectura del estudiante medio. Sigo creyendo que la clase de Literatura no es el lugar para hacer afición a la lectura, sino de enseñar literatura, y eso se puede hacer mejor con unas obras que con otras.

Pero no hace falta irse a la revolución rusa ni al siglo XVII para ello. Solo hay que usar un poco de sentido común. 

Que viene a ser, por desgracia, el menos común de los sentidos.

Porque leer es bueno para todo

Cuando elijo un libro nuevo, no lo hago pensando en si me va a ayudar a frenar o prevenir el Alzheimer o si va a ampliar mi vocabulario. Hubo un tiempo en que sí (lo de ampliar vocabulario), cuando me centré en mejorar mi inglés, pero ya no me hace falta*.

(*Claro que me hace falta. A todos nos hace falta en todos los idiomas, incluso en el materno. Siempre aparece una expresión que no conoces, una imagen que se te queda grabada. Soy escritora, leo porque aprendo de otros).

Pero lo cierto es que, aunque la respuesta a «por qué leemos» no vaya a incluir «retrasar el envejecimiento cognitivo», leer es bueno para eso. Y si queremos que nuestros alumnos y alumnas lean, vendrá bien sentar las bases desde muy pequeños.

No quiero decir con esto que poner lecturas obligatorias en Secundaria vaya a hacer que los adolescentes dejen de leer. Lo comenté en el Manual (in)falible de animación a la lectura: la adolescencia es una edad muy chunga en la que se dejan de hacer cosas que antes nos encantaban por un millón de razones. 

Puede que una de esas razones sea que la profe de Literatura se ría de tus lecturas. O puede que te dé vergüenza ser la única que lee en clase. O que lo social abarrote tu tiempo mucho más que cuando eras niña.

Ojalá los docentes tuviéramos el poder de romper hábitos con tanta facilidad como la gente nos achaca que matamos la afición a la lectura.

Lo que sí hacemos los adultos es torcer el morro cuando nos vienen a casa con una lectura que no consideramos adecuada. Es curioso que nunca consideremos inadecuada una lectura que está muy por encima de nuestro nivel madurativo. Nadie me quitó de las manos Ana Karenina cuando lo leí a los doce años (pude decodificar todas las palabras, pero no entendí nada), pero he visto a profesoras hacer devolver libros a la biblioteca a los peques porque eran demasiado sencillos para ellos.

Cada vez que veo a un niño o niña con un libro en el cole, lo conozca o no (al niño y al libro), monto un show que ojalá alguien grabe, porque es de Goya. QUÉ LIBRO MÁS GUAY, QUÉ PINTA MÁS BUENA, CUÉNTAME DE QUÉ VA CUANDO TE LO ACABES, PERO QUÉ COSA MÁS CHULA, YO TAMBIÉN LO QUIERO LEER. Igual es un libro de cien palabras y dibujos enormes sobre un tema que no me interesa, pero el peque no tiene por qué saberlo.

No sé si funciona. Sé que lo contrario, no.

Porque leer mejora nuestra comprensión lectora

¿Por qué leemos? Para poder leer más.

Cuanto más lees, mejor lectora eres.

Cuanto mejor lectora eres, mejor comprendes lo que lees.

Cuando mejor comprendes lo que lees, más difícil eres de engañar.

Sí, también te ayuda con las asignaturas, la universidad, bla, bla, bla.

Pero lo más importante, sobre todo en esta sociedad tan chula que se nos está quedando, donde todo el mundo intenta colarte su versión de los hechos o venderte algo, donde todo se publica a golpe de clic y no hace falta revisar fuentes ni demostrar que lo que dices es cierto, ser difícil de engañar es un un súperpoder.

Captar incongruencias. Detectar falacias, hombres de paja, contradicciones.

Cuanto más lees, mejor lo haces. Me da igual con qué lo aprendas, con tal de que no lo dejes.

¿Por qué leemos? Porque somos humanos. El único ser de la galaxia con un código escrito.

Así que lee, tú que puedes.


Si te ha gustado esta entrada, es más que probable que busques ideas para fomentar la lectura en el aula, y Manual (in)falible de animación a la lectura puede ser justo lo que buscas. En él recopilé muchas de las técnicas que me han funcionado en el aula en distintos momentos y con distintas edades, y espero que a ti también te sirvan. Si te gusta, echa un vistazo al libro que publiqué con Plataforma Editorial, Profe, una pregunta, donde me planteo todas las dudas que me surgen a la hora de dar clase. 

Si lo que buscas lectura de entretenimiento, ¡estás de suerte! Graciana es la última novela que he publicado, un libro con humor, toques de thriller y realismo mágico que tienes disponible en Amazon. También puedes reírte con Armarios y fulares, o averiguar qué es lo que pasa en un fin de semana entre amigos en Antes de que todo se rompiera.

Como siempre, gracias por estar ahí. Gracias por leer.

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