Hablar de blogs en un blog es un poco como aquello de que el cerebro es el único órgano que piensa sobre sí mismo (algunos, porque a otros la neurona no les da), pero es que pocas herramientas tecnológicas se me ocurren que den más juego. Aunque no fueron creados para el aula, lo cierto es que es difícil encontrar un colegio o un instituto donde no haya, al menos, un blog donde los alumnos y alumnas compartan contenido. De hecho, con Google creando el conjunto de herramientas que ahora llama G-Suite para educación, es difícil encontrar una clase que no tenga un blog.
Las razones por las que tanta gente los usa (en el aula, se entiende, de forma privada cada cual tiene la suya) son múltiples, y seguro que cada docente tiene su teoría y su manera de usarlos. A mí se me ocurren siete razones muy poderosas para incluir al menos un blog en el aula, aunque, siendo tan fáciles de crear y controlar, lo ideal sería que cada alumno y alumna tuvieran el suyo propio.
1. Escriben para un público.
¿Recordáis el dichoso esquema de lengua con el que nos han machacado toda la vida? Al principio era muy simple y solo tenía tres elementos, luego se fue complicando, pero es básicamente algo así:
Emisor — Mensaje — Receptor
Si falta cualquiera de estos elementos, el acto comunicativo deja de tener sentido. Si no hay mensaje, obviamente, para qué molestarse, y está claro que tiene que venir de un emisor. Pero, ¿y el receptor? ¿Quién recibe el mensaje cuando les hacemos escribir en clase? La profesora o profesor del idioma que corresponda, y ya.
Un mensaje necesita un público, y el blog es perfecto para eso. Las herramientas como Blogger (y te aconsejo muy mucho que uses Blogger para el blog del aula) te dan la opción de no permitir el acceso a gente ajena a los niños, si te da miedo que estén demasiado expuestos, pero aun así tendrán un público mucho más amplio que la profesora o sus compañeros y compañeras de clase. Además, recibirán más feedback que solo las correcciones a boli rojo gracias a los comentarios (habrá que asegurarse de controlarlos, para evitar disgustos), lo que les hará querer mejorar.
Cada vez que en alguna clase he pedido que publicaran sus textos en un blog, mis alumnos y alumnas se han esforzado mucho más por hacerlo bien y me han pedido que corrigiera hasta las comas, por no hablar de que todo el mundo ha terminado el texto a tiempo. Les gusta, les motiva, y el poder compartir algo así con su familia y sus amigos hace que escribir tenga sentido.
2. La motivación de la tecnología.
Sí, ya sé que se supone que nuestros alumnos y alumnas son nativos digitales. Ya sé que dicen por ahí que saben más que los adultos, que el profesorado se está quedando atrás, que tenemos que ponernos las pilas con las TIC. Y estoy de acuerdo, aunque solo en parte. Mis alumnos y alumnas son unos crack con los teléfonos móviles y pueden arreglar cualquier problema que tengan sus padres, pero la gran mayoría de ellos no sabe utilizar Word. En serio.
Por eso, ponerlos delante de un ordenador y enseñarles lo que se puede hacer y el tipo de productos que pueden crear les motiva. Les encanta trastear y experimentar, pero no siempre les gusta lo de incluir contenido de calidad. Aprenden a pegar fotos ridículas en un Power Point en 0.3 milisegundos, pero si les pides que escriban algo sobre esas fotografías… Ahí ya la hemos liado.
Hacerles escribir su texto en el ordenador y corregirles el documento de forma digital ahorra tiempo y papel. Enseñarles a copiar el texto de su ordenador para pegarlo en el blog no te va a costar nada y a la larga te va a ahorrar horas de trabajo.
(No digo, en absoluto, que deba dejarse de escribir a mano, pero soy de las que piensa que mecanografía debería ser una asignatura obligatoria en tercer ciclo de primaria y en el primero de la ESO. ¿Quién escribe a mano ya un texto largo? Solo en la escuela primaria.)
3. Feedback.
Lo he mencionado ya, pero quiero repetirlo porque me parece muy importante: el feedback. No vale con corregirles las redacciones y llenarles el papel de rojo: cuando escribes te gusta que te digan más cosas, que te hablen de tu texto (me lo vais a decir a mí, vamos). El blog permite hacer eso, aunque los comentarios deben estar moderados para evitar disgustos, que los adolescentes pueden ser muy capullos a veces (y muy majos también, sí, por supuesto, pero también capullos).
Si tienes un dominio de G-Suite en el que estén metidas también las familias, puedes programarlo de tal manera que solo los miembros de ese dominio comenten. O quizás quieras ampliarlo para que sus amigos y amigas de fuera de la escuela (o su familia más extensa) también lo puedan leer y comentar. De ambas maneras puedes evitar que te lleguen anónimos, y así evitar problemas de ciber-bullying y demás. No vayamos a liarla por querer ser demasiado modernos.
4. Herramientas TIC al servicio de un objetivo.
Conozco gente que se vuelve loca con las nuevas tecnologías. Las implementan en clase sin un objetivo, solo porque les parecen divertidas o curiosas, y se limitan a enseñar el funcionamiento de ese programa en cuestión sin darle un uso claro. Me parece una pérdida de tiempo espectacular.
El blog es una herramienta al servicio de un objetivo. Lo que pretendemos con él es publicar un producto, hacer que llegue a más gente, pero no deleitarnos en lo bonito que es o las cosas tan “cuquis” que puede hacer (eso lo van a descubrir en casa y les va a costar nada y menos encontrarle las tripas a la herramienta). Es el equivalente a darles un papel especial o una cartulina chula en la que pasar a limpio su redacción: lo importante sigue siendo el contenido.
5. Se pueden expresar en más de una manera.
Un blog no es solo para escribir. Se pueden añadir imágenes, vídeos, archivos de sonido, gifs, fotos, dibujos… El límite está en su imaginación y en la tuya. Puedes unir diferentes asignaturas en una y crear un pequeño vídeo sobre historia o ciencias en el idioma que impartas, o grabar un teatro que habéis hecho en clase para que lo vean en casa. El blog es un medio de publicación que admite muchos formatos: aprovéchate de ello.
6. Es un nexo de unión entre escuela y familias.
A las familias les gusta saber qué hacen sus hijos e hijas en clase. Les gusta saber de ocasiones especiales y enterarse cuando hacen algo fuera de la normalidad (un teatro, un desfile de ropa ridícula, una exposición oral en clase…). El blog es una forma de contárselo y compartir con el exterior lo que se hace en el aula. Y eso es cada vez más importante.
7. Es una profesión.
Parece una tontería, pero cada vez más gente se gana la vida con un blog. Por más que mucha gente diga que los blogs están a punto de desaparecer (llevo años oyéndolo), siguen siendo una parte muy importante de la web, ¡y encima dan dinero! (No todos. Algunas pavas todavía pagamos por tenerlos.)
Aunque no soy muy partidaria de esta tendencia que dice que en la escuela debemos prepararlos para los trabajos del futuro y enseñar solo cosas útiles (la escuela debe formar personas pensantes, no mano de obra barata), es verdad que los blogs aúnan ambas cosas: aprenden a escribir, les ayuda a mejorar y les acostumbra al uso de una herramienta que se puede convertir en una profesión o un complemento a unos ingresos. Aunque de poco sirve que sepan poner un banner muy bonito si luego no saben escribir, y en eso el blog te ayuda poco.
Hablo mucho de sus ventajas, pero también es verdad que llevan mucho tiempo. Hay que elegir la actividad adecuada y el momento adecuado para darles salida, y a veces lleva más tiempo del que disponemos en clase. Pero si te animas (y desde luego, espero que lo hagas), existen muchos recursos ahí fuera que te pueden echar una mano.
Como por ejemplo, la estupenda guía con diez ideas (más una) para usar con el blog del aula que puede ser tuya solo con suscribirte a la lista de correo del blog, donde también podrás acceder a otro cuadernillo con varias actividades para esos días en los que es imposible dar clase normal. Recibirás más material (y apuntes interesantes) una vez al mes.
No podrás negar que es una oferta imposible de rechazar*.
*(Léase con voz de mafioso de película.)
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