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Uso de las TIC: más no siempre es mejor

3 octubre, 2018

Hay que ver qué pesada es la gente cuando algo se pone de moda. Supongo que ocurre hasta en las mejores familias, pero madre del amor hermoso qué plasta nos están dando con el uso de las TIC en Educación.

Estamos llegando al punto de que, si usas boli y papel para hacer una actividad, pareces una retrógrada anclada en el siglo diecinueve, y no te digo ya si pides cuadernos en la lista de material escolar de principio de curso. Escribir a mano está pasado de moda, nos dicen. En el futuro, nuestros niños y niñas solo escribirán a máquina y no les hará falta coger un bolígrafo para nada.

Ya. Claro. Verás tú qué mensaje de auxilio dejarán escrito en el suelo con su propia sangre cuando los asesine el robot aspirador si no saben escribir a mano. No me imagino yo a nadie degollado yendo a buscar la tablet para escribir sus últimas voluntades mientras el ordenador envía a sus esbirros a acuchillarlo.

(Sí, sé que tengo que dejar de ver tanta tele. Lo siento. Aunque no me digas que no lo has pensado alguna vez).

No me entiendas mal, yo soy una firme defensora del uso de las TIC en el aula. Creo que pueden ser un instrumento maravilloso para enganchar a nuestro alumnado por un lado y descubrirles un mundo al que muchos no tendrían acceso si no fuera gracias a la tecnología por otro. Pero también creo que a veces se nos olvida que las TIC son una herramienta y no el objetivo (menos en clase de informática, supongo). Igual que se dice siempre que el libro de texto es solo una guía, también lo son las herramientas digitales; su uso debe estar supeditado al contenido que estemos enseñando, a los objetivos que nos hayamos marcado en clase, no al revés.

Porque no puedes decir que estás utilizando una tecnología innovadora si lo único que has hecho ha sido cambiar el libro de texto por licencias digitales que los peques ven en sus tablet o en sus ordenadores portátiles. Si en lugar de pizarra de tiza les haces pasarse cinco horas mirando a una pizarra digital.

Has cambiado el instrumento, igual que el pizarrín y la tiza fueron sustituidos por cuadernos y lápices, pero no el paradigma.

Cuando hablamos del uso de las TIC, no deberíamos estar hablando de eso.

El uso de las TIC en clase debe reflejar un cambio de metodología

Ojo: no estoy diciendo que debas cambiar tu metodología. Si lo que haces funciona (engancha a tu alumnado, les ayuda a aprender, te reta a probar cosas nuevas), sigue con ello y no te agobies con la tecnología. La mitad de las veces ni siquiera vas a poder conectar los ordenadores de los y las peques a la red wifi, así que no sufras.

Pero si hay algo en tu forma de dar clase que no termina de funcionar (y estoy convencida de que lo habrá, porque ¿quién sabe la fórmula de la clase perfecta?), la tecnología quizás pueda ayudarte. No para que una pantalla sustituya el papel o para que una voz en off sustituya la tuya, sino para trabajar de forma distinta tanto en clase como en tu tarea de evaluar y llevar un historial más o menos organizado de cada miembro de tu clase. Que ya sabemos que, si siguen subiendo las ratios, dentro de poco vamos a necesitar un código de barras en la muñeca para poder identificarlos a todos.

Tres usos de la tecnología que harán tu vida (y la de tu alumnado) más fácil 

Blogs para el aula de lenguas

Cuando enseñas un idioma, uno de los aspectos que más cuesta es la producción, tanto oral como escrita. Es difícil encontrar alumnos a quienes les guste escribir (vale, sí, a mí me encantaba, pero era la rara) y hacer presentaciones orales les suele costar horrores porque les da mucha vergüenza y los nervios juegan malas pasadas.

(Si a mí todavía me cuesta hablar en público, no quiero ni pensar en los pobres peques).

Un blog soluciona en parte todo eso. Ofrece la oportunidad de crear contenido no solo escrito, sino también oral. Pueden grabar un vídeo en su casa y subirlo ellos y ellas al blog, sin pasar por la vergüenza de hablar delante de toda la clase. Pueden crear podcasts, explicar el proceso de creación de un trabajo y un largo etcétera que solo tiene como límite la imaginación de quien usa la herramienta.

Otra de las grandes ventajas, y esta es más para ti que para tus peques, es que, gracia al blog, tienes un portfolio con todos sus trabajos sin tener que mover un dedo. Si quieres comprobar su fluidez en inglés, no tienes más que visitar su blog y ver los vídeos, o dar un repaso a las redacciones que ha publicado para ver si tiene claro cómo escribir con coherencia. No sé a ti, pero a mí esto de tener toda la información de cada una de mis alumnas sin tener que volverme loca haciendo carpetas me parece un puntazo.

Se supone que los blogs están pasados de moda, más ahora con los hilos de Twitter, pero en educación todavía tienen cabida y me siguen pareciendo una gran manera de motivar a la chiquillería. Si quieres un puñado de ideas para usar en clase, ya sabes que solo por suscribirte te regalo un buen montón de ellas (y te las puedes quedar para ti para siempre, aunque anules la suscripción).

Gymcana

Gymcana, yinkana, gincana… Todavía no sé cómo se escribe. Con “g” me suena más a gintonic y casi me cosa usarlo en un contexto educativo, pero ejem, a lo que iba.

El curso pasado se celebró en Vitoria la primera gymcana escolar de la ciudad, inspirada en experiencias similares que ya se han llevado a cabo en Valencia o Barcelona. Los alumnos y alumnas crearon distintos circuitos en los que varias preguntas y pruebas llevaban a cada grupo a una prueba final en la que tenían que representar un pequeño teatro. Para realizar las pruebas, los niños y niñas necesitaban dispositivos móviles donde leer los códigos QR que sus compañeras habían creado y consultar en la web las pistas que necesitaban.

Un bombazo, vaya.

Esto sí que supone un cambio de paradigma, y no el dichoso “buscad información sobre…” que antes completábamos con una enciclopedia y ahora completan con la Wikipedia. No se trata de hacer un corta-pega y colocar una imagen “porque así queda bonito”, el equivalente a copiar palabra por palabra toda la información que hacía yo en mis tiempos, sino en utilizarla para lograr un objetivo. Además, están en la calle y se relacionan con otros colegios. Se lo pasan pipa. Dudo que olviden algo así en un futuro.

Al menos esta generación, porque estoy convencida de que, en un futuro, será el equivalente a llevarlos al parque con el balón.

Por supuesto, este tipo de cosas requieren de una preparación inmensa y tienen un curro importante, pero se pueden trabajar varias asignaturas de una tacada. También se puede hacer el típico juego de pistas escondidas con papel y boli (lo he hecho varias veces en inglés y dudo que lo hubieran disfrutado más con móviles o tablets), pero el trabajo es el mismo y los papeles se pierden. En digital, lo puedes guardar para el año que viene.

Para qué trabajar el doble cuando puedes trabajar una sola vez.

Relaciones internacionales

Los pen-pals de toda la vida han cambiado porque la forma en que la tecnología nos permite sacarle más provecho aún que la vieja costumbre de mandar cartas y postales. YouTube permite conectarte con otras clases, y si el vídeo se te resiste un simple email te puede solucionar la vida. Si a los vídeos en diferido y los emails se les añade Skype (siempre que el cambio de hora lo permita), tienes una herramienta maravillosa para traer otras culturas al aula.

Y no solo hablo de otras clases y otros niños y niñas. ¿Por qué no contactar con esa escritora que tanto les gusta y ver si puede dar una charla por videoconferencia, o al menos decirles hola? Quizás puedas ponerte en contacto con un músico que les gusta, o traer a mujeres científicas al aula vía digital, para que vean que de verdad existen.

 

Lo bueno (y lo malo) de la tecnología es que el límite lo ponen tu imaginación y tu tiempo. Esto puede y debería ser una ventaja, porque es una fuente inagotable de ideas que llevar al aula, pero también puede crearte un punto de ansiedad porque te da la sensación de que no estás haciendo lo suficiente. No te agobies. Elige un aspecto de tu práctica docente que quieras mejorar y busca una herramienta que te sirva. Quizás no aciertes a la primera, pero seguro que terminarás encontrando algo que funcione.

Mientras tanto, que no te dé vergüenza seguir usando lápiz y papel. Recuerda que los robots no tardarán en sustituirnos pero, hasta que ese día llegue, lo mejor que podemos llevar al aula es nuestra humanidad. El resto son herramientas. Nosotras, no.

¿Qué otros usos le das tú a la tecnología en clase?

¿Qué objetivos te ayuda a alcanzar?


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