Una de las razones por las que no uso el navegador Chrome de forma habitual en casa, a pesar de lo mucho que me gusta, es porque tengo la carpeta de Favoritos de Safari llena a reventar (sí, soy Mac-arra, qué pasa) y no sé cómo pasar toda esa información a un navegador nuevo. Tengo enlaces acumulados desde el pleistoceno, desordenados y mal puestos, algunos tan antiguos que no recuerdo ni por qué los guardé, la gran mayoría de ellos, seguro, desaparecidos ya. Me da cosica borrarlos, es como echar un vistazo atrás en el tiempo, pero he de reconocer que ya han perdido toda su utilidad, si alguna vez la tuvieron. Por suerte, he descubierto Symbaloo justo a tiempo. Sí, llego tarde de narices, pero he llegado.
Para los que viváis en los mundos de Yupi, como yo, y no conozcáis esta aplicación que lleva entre nosotros desde el principio de la década, se podría definir como un Pinterest gafapasta, o, más en fino, un lugar que permite ordenar todos los enlaces que usamos habitualmente de forma muy visual y muy dinámica. Ahora que tanto se habla de los PLE (Entorno Personal de Aprendizaje, en sus siglas en inglés), Symbaloo es una herramienta que nos ayuda a organizar todos esos enlaces y programas que conforman ese entorno.
Para mí su punto más positivo es que, a diferencia de la clásica carpeta de favoritos, es un programa organizado en tableros temáticos que el usuario/a personaliza a su gusto, muy parecido a Pinterest en el sentido de utilizar imágenes para organizar los enlaces, pero con un uso muy distinto.
No os voy a explicar cómo abrir una cuenta en Symbaloo porque no tiene ninguna dificultad, y es muy fácil también hacerse con el funcionamiento (podéis buscar tutoriales en internet, que los hay a patadas). Mi intención es dar alguna idea sobre cómo utilizar este recurso, y ya ni siquiera con alumnos y alumnas, sino entre el profesorado e incluso entre distintos centros.
Tableros infinitos.

Esta es la pantalla de inicio del mío. El tablero que tenéis delante es el que ha hecho otro profesor con enlaces a bancos de imágenes sin derechos de autor.
Si has usado Pinterest alguna vez, el término “tablero” no te recordará al ajedrez ni a las damas, sino a bloques temáticos donde agrupar enlaces de una misma categoría. Por ejemplo, puedes crear un tablero llamado “Gramática inglesa” y llenarlo de enlaces con información y recursos sobre ese tema. “Fichas de ortografía”, “Recursos de inglés”, “Recetas con queso de cabra”, cualquier cosa cabe, porque lo único que necesitas es elegir un cuadradito en el tablero y añadir la URL de la página que te interese.
Pero lo mejor no es eso, sino que incluso puedes llenar tu tablero de otros tableros, convirtiéndolo en un tablero infinito que lleva a otros tableros, que lleva a otros tableros, que lleva a otros… Ya me has entendido. Y esto se debe a que, cuando creas un tablero, tienes la opción de hacerlo público o privado. Si lo publicas, cualquier miembro de la herramienta puede acceder a él y sumarlo a su propio tablero. Así, si encuentras, por ejemplo, un grupo de profesoras con tableros interesantes sobre tu asignatura, puedes hacerte tú uno donde juntes toda esa información. Que, a su vez, puedes hacer público y puede convertirse en un enlace que otra gente pueda copiar para su tablero.
El tablero infinito, os lo he dicho.
Intercambio de recursos.
¿Cuántas horas pasamos buscando recursos para el aula? ¿Cuánto tiempo perdemos delante del ordenador buscando información sobre un tema en concreto? ¿No sería mucho más fácil repartirnos el trabajo con los demás?
Imagino que mucha de la gente que pase por aquí trabajará en colegios con dos o tres líneas (o más), donde más de una persona da la misma asignatura en el mismo curso. Gracias a lo que he comentado antes de los tableros infinitos, Symbaloo te da la opción de compartir todos los recursos que encuentras con tus compañeras y compañeros, y a su vez ver lo que ellas y ellos han encontrado. Lo que no se puede (al menos en la versión gratuita) es compartir un tablero entre dos cuentas, y sinceramente creo que es un fallo que deberían mirar y tratar de solucionar, al menos para educación. Pero bueno, no podemos aspirar a la perfección (y encima gratis).
Facilita la formación del profesorado.
Hay miles de herramientas ahí fuera para leer blogs, pero no todas las páginas que nos gustan o son útiles son blogs. Symbaloo te permite tener controladas todas esas páginas a las que siempre recurres en busca de ayuda, desde diccionarios online a revistas de educación, por no hablar de redes sociales y demás. También puedes convertirlo en un lector de feeds y hacer del tablero una herramienta similar a Feedly.
Sí, ya sé que Chrome hace lo mismo, que si introduces tu nombre de usuario puedes ver tu lista de marcadores en cualquier parte, pero es que con Symbaloo no necesitas ni que el ordenador que usas tenga Chrome. Es accesible desde cualquier navegador y solo necesitas una cuenta de correo para entrar. También lo puedes poner como página de inicio y así tener todos tus enlaces más a mano si cabe. En el centro del tablero podrás elegir el buscador.
Cualquiera diría que me pagan por escribir estos artículos (señores y señoras de Symbaloo, estoy abierta a cualquier proposición que quieran hacerme, guiño-guiño), pero es que tengo tendencia a emocionarme cuando encuentro una herramienta que me gusta. Ya ni siquiera hablo de su uso en educación, sino en el mío personal: ha cambiado la manera en la que uso el ordenador y ha conseguido que me mude a Chrome sin miedo (con todo lo que me gusta mi fiel Safari. No, tampoco me pagan ni Apple, ni Google, más quisiera. Pero en serio, todo es hablar).
¿Qué otros usos posibles le ves tú a una herramienta como Symbaloo?
¿Cómo la usarías en clase?
No Comments