Blog Dar clase sin morir en el intento

Regalos especiales para esos profes geniales

4 diciembre, 2017

Mientras escribo esto, la noche ha caído ya ahí fuera y enormes copos de nieve cruzan frente a mi ventana camino a la pista de patinaje en la que se ha convertido mi calle. Aún queda una eternidad para Navidad, pero es inevitable pensar en las fiestas cuando ves un paisaje como este. Y eso que la ventana de mi despacho da a la pared de enfrente, no a un paisaje idílico teñido de blanco. Si llego a tener un pino delante, no sé qué me hubiera venido a la mente.

Pensar en Navidad lleva irremediablemente a pensar en regalos. El otro día me encontré con este post de Fernando Trujillo en el que lanza ideas para regalar a los docentes en tu vida (y en el que la gente que me quiere puede encontrar más de una brillante idea, ejem, ejem); dado que esta es la primera Navidad de este blog, yo también quiero hacer una lista con los mejores regalos que puede recibir un profe de lengua, de inglés o del idioma que toque.

Pero como las listas así, sin más, están muy vistas, esta va por carácter. Porque el ser docentes no nos hace iguales, y creo que hay pocas personas en el mundo más diferentes que algunas de mis compañeras y yo.

(Dice Amazon que os tengo que avisar de que los enlaces que pongo a su tienda son enlaces afiliados, lo que significa que, si compráis algo desde este blog, yo me llevo una propina y a vosotras y vosotros no os cobran más. Vamos, que os da lo mismo, pero la ley es la ley y tampoco es plan de terminar en la cárcel por cinco céntimos).

Para profes con prisas, estresadas o nerviosas

Ya sabéis a quién me refiero, esas que parece que cobran por minutos empleados en dar clase, vamos, vamos, hay que terminar el temario, sacad YA el libro, a qué esperáis, no sé por qué os entretenéis por las escaleras, ¡cinco minutos tarde, chavales! Nada mejor que una pelotita antiestrés que apretar cada vez que quieran pegar un grito porque alguien se ha entretenido atándose los zapatos (en pack de cuatro, porque así puede apretar varias a la vez), o un álbum de música relajante (con instrucciones, que las necesitará). Nunca vienen mal unos aceites esenciales para colocar en un difusor y relajarse un poco mientras se colorean estos mandalas para adultos.

Necesito este libro. LO. NE. CE. SI. TO.

(Qué curioso. Creo que tengo casi todo lo de esta lista. Y todos han sido regalos. Hechos por alumnos o sus familias. Muy, muy curioso).

Para amantes de las manualidades y artistas varios

Cuando te gustan las manualidades, se nota. Puedes dar la asignatura que sea, pero en tu mesa siempre habrá una caja enorme de rotuladores, trozos de cartulina que no tiras porque “algo se podrá hacer con ellos” y demasiados cachivaches cuya utilidad no puedes explicar.

Para esa gente, nada mejor que un pack de rotuladores de colores de los majos, nada de rotus de niños. Si la persona en cuestión es alguien muy, muy allegado a ti y la quieres mucho (pero mucho, mucho, mucho), con esta caja de lápices te vas a ganar su devoción eterna.

 

Por favor, si es que es solo verla y babeo. Luego no la usaría de lo bonita que es, pero la quiero, la deseo. Con fervor.

Si su debilidad son los proyectos de Pinterest, no puedes dejar de regalarle una buena pistola de silicona. Arquímedes dijo “dame una palanca y moveré el mundo”, ¿no? Un/a amante de Pinterest solo necesita cola caliente. La cola caliente es el fin de todos los males.

Para profes bromistas

La lectura obligatoria para cualquier profe con sentido del humor es el libro de Nando López, Dilo en voz alta y nos reímos todos, seguido muy de cerca por Con L de novata de Maestra de Pueblo. Si es la de inglés, vas a tiro hecho con los vídeos de Mr Bean, cualquier serie o película de los Monty Python o los geniales Fry and Laurie (y sí, ese es House antes de ser House). Olvídate de Benny Hill. Por favor.

Para profes frikis

Este despertador es perfecto para esa profesora que te dice, con voz de ultratumba, lo de “yo soy tu padre” cada dos por tres. Mi favorito, sin embargo, siempre ha sido R2D2 (Arturito, que le dicen algunos), y este me ha encantado.

Me diréis que no mola, por diox.

Si le gusta la literatura fantástica o de ciencia ficción, el regalo obligado para estas fiestas es La segunda revolución: Heredero, que conseguirá que olvide las programaciones, las reuniones de ciclo y a la inspectora, fijo.

Por supuesto, a esa genialérrima profesora que te ha dado el tostón desde que la conoces con Harry Potter y compañía puedes regalarle este precioso cuaderno, o esta taza tan estupenda o, ejem, la varita de Snape. Las películas no, para qué, que ya las tiene, alma de cántaro. Y los libros también. Por duplicado.

Lo necesito. Urgentemente. Ya.

Para profes literarios

Hazme el favor de no regalarle al profesor de literatura ni La Regenta ni El lazarillo de Tormes, que ya se lo ha leído (varias veces). Descúbrele horizontes nuevos, mundos distintos. Si de verdad es un amante de la literatura, seguro que conoce a Cesar Mallorquí, pero quizás no haya leído aún Trece monos (y así se lo puedes pedir prestado después, je, je). Y claro, si lo que quieres es mostrarle cómo de maravilloso puede ser un profe de literatura, siempre puedes regalarle Armarios y fulares* y que tome nota del bueno de Alan.

Yo voy a hacer como los niños y niñas de infantil con los catálogos de jueguetes y a pedirme ESTE, Y ESTE, Y ESTE, Y ESTE. Te da igual no ver cuáles he señalado, de verdad: me gusta todo, soy de un agradecido que da gusto. (Guiño-guiño, codazo-codazo).

¿Qué regalo has recibido que te haya hecho especial ilusión a lo largo de los años?

¿Cuál guardas por compromiso y por no herir sentimientos?

¿Y cuál forzó una sonrisa falsa y tiraste a la basura en cuanto pudiste?

 


*Con un poco de suerte, estarás leyendo esto el día que sale, el 4 de diciembre de 2017. Si es así, ¡bien!, porque tienes la versión digital de Armarios y fulares gratis hoy y mañana. Si se te ha escapado la fecha de la oferta, ooooooh, pero no pasa nada, porque la versión digital sigue siendo muy barata (y con la de papel no te vas a arruinar). ¡Aprovecha para echarle el guante!

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