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Metodología en Estados Unidos: I do, we do, you do

11 noviembre, 2020

Se suele hablar mucho de que una de las pocas cosas que nos quedan ya en el aula que sean realmente nuestras es la metodología. Por más que nuestra escuela tenga un plan de centro A, B o C, una gran parte de las decisiones sobre cómo dar clase quedan en nuestra mano cuando se cierra la puerta. Libertad de cátedra, que viene a llamarse.

Sin embargo, no en todas partes es así. En Estados Unidos, el cambio empezó con la ley que impulsó George W. Bush, la No Child Left Behind, que estableció una homogeneización de la manera de dar clase en el país, así como un currículum estandarizado en los cincuenta estados como condición de recibir fondos federales.

Cuando me fui de California, en 2006, empezaba a entrar con fuerza en los colegios a pesar de las críticas. Aunque ahora mismo la ley haya cambiado, muchas cosas se mantienen.

Por suerte, ya no se penaliza a los colegios con peores resultados. 

Texas, donde estoy ahora, hizo su propio curriculum y pasó olímpicamente de los fondos federales, pero sí se esmeró en dar una consistencia en todo el estado. Se da lo mismo que en el resto del país pero distinto. Mucho énfasis en la historia texana, por ejemplo, algo que en el resto de estados no se cuida tanto.

En teoría, esto facilitaría el cambio entre escuelas. Un niño de Ohio debería poder aparecer a mitad de curso en un colegio de Arizona y poder seguir las clases con normalidad, como si estuviera con la misma profesora en el mismo centro. Una niña de Texas debería poder mudarse de Austin a Odessa y que su progreso académico no se resintiera.

(Todo lo demás sí se resentiría, porque mudarte de Austin a Odessa tiene que ser MORIR).

Esa metodología que debemos seguir en clase tiene un nombre: Gradual Release of Responsibility, o la progresiva liberación de responsabilidad en el alumno.

Aunque normalmente se la conoce como I Do, We Do, You Do.

En Texas es distinto: I Do, We Do, Y’all Do. Que aquí se habla texano, no inglés.

Metodología en Estados Unidos

Por supuesto, no todos los centros llevan esta misma metodología con la misma rigurosidad. Colegios a quienes se la sopla lo que le digan desde la administración, profesores que hacen la peineta a quien haya que hacérsela, «a mí me vas a decir que cambie cuando llevo treinta años trabajando así y me quedan dos telediarios para jubilarme…».

Pero por regla general, la forma de dar clase en la mayoría de los centros es la misma. Consta, como ya te he dicho, de tres pasos: lo hago yo, lo hacemos juntos, lo hacéis solos.

Seguro que te suena, ¿verdad?

Lo hago yo

También llamado «mini lesson«, viene a ser la explicación de toda la vida. Pones, por ejemplo, una multiplicación en la pizarra y la resuelves paso a paso en voz alta mientras la clase mira. Lo haces tú, no ellos.

Énfasis en «hacer». Aquí también se le da especial importancia a las competencias y el objetivo es siempre que sean capaces de poner cualquier conocimiento en práctica. Con asignaturas más prácticas, como pueden ser las matemáticas, el proceso es bastante obvio. Con las más teóricas también necesitas un producto al final de la lección.

Pero el primer paso es que te lo vean hacer a ti.

Lo hacemos juntos

O el «probad a hacer esta y la corregimos en la pizarra» de toda la vida. Nada que no hayas hecho o te hayan hecho hacer mil veces antes.

Aquí el alumnado ya tiene que hacer un esfuerzo. Tú lo has explicado y ellos ya deberían ser capaces de imitarte. Ya sea una multiplicación, unir las capitales con sus estados, buscar una metáfora en un texto, la metodología de la responsabilidad gradual se basa en que les vayas dando cuerda poco a poco hasta soltarlos del todo.

Fíjate que aquí no hay nada que tenga que ver con «a ver si sois capaces de encontrar la forma de hacerlo», o proyectos, o nada que se le parezca. Todo está medido, controlado y milimetrado hasta el último minuto.

Ojalá bromeara. En esta metodología no se desaprovecha ni un instante.

Lo hacéis vosotros

Y vosotras (que si no, no soy yo).

Aquí es cuando, tras asegurarte de que el grueso de la clase lo pilla, les dejas trabajar por su cuenta en una actividad que son capaces de hacer sin ayuda o con ayuda solo de sus compañeros. Al final de la clase tienen que rendir cuentas, así que no va a poder ser algo que les lleve semanas terminar. Un texto que comentar, un mapa, analizar datos… Algo que te permita comprobar que lo han pillado.

Y mientras el grueso de la clase trabaja, tú estás en grupo pequeño concentrada en aquellos que no terminan de pillarlo y necesitan un empujón extra y más atención. Se da por supuesto (menos mal) que no todos lo van a pillar con la misma velocidad, pero al ponerlos  a trabajar en grupos (si es cualquier año excepto «año Covid») o en una actividad individual, les das más tiempo para hacerse con la técnica y tú quedas libre para quienes más te necesitan.

Metodología y poca imaginación 

Como ves, esta metodología no es nada que no hayas hecho o visto en tus muchos años de carrera. Sí que es bastante cuadriculada, sobre todo dependiendo de la escuela en la que caigas. A muchas les gusta comprobar, por ejemplo, que todas las clases de un mismo curso están en la misma página del libro y que alguien que se pasee de clase en clase debe ser capaz de seguir la lección que empezó en una en las siguientes.

Creatividad, más bien poca. Control de las variables, todo y más.

Así que, si estás pensando en venir con el programa y eres de aquellas a las que les gusta trabajar por proyectos, prepárate para un choque cultural importante. A no ser que caigas en una escuela Montessori (están en todas partes), la llevas clara.

Pero que eso no te desanime a participar. Que la experiencia bien lo merece.


Si te ha gustado esta entrada, tengo más, que diría el otro. Paséate por el blog y echa un vistazo a la experiencia como profe visitante, o a distintas actividades de animación a la lectura, con reseñas incluidas.

Si lo que te apetece es leer algo más largo, en Profe, una pregunta comparto mis dudas sobre la profesión. Y si lo que buscas son novelas, Armarios y fulares te puede arrancar una sonrisa, y Antes de que todo se rompiera… te arranca algo más.

Gracias por estar ahí. Gracias por leer.

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