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Convocatoria abierta para el Programa de Profesores Visitantes 2020-2021

20 noviembre, 2019

La convocatoria para apuntarse al programa de Profesores Visitantes para el curso 2020-2021 ya está abierta, y lo estará hasta el 2 de diciembre. Lo que significa que aún tienes casi dos semanas para preparar todos los papeles y presentarte.

Fíjate que no digo «si quieres», «podrías», ni siquiera «deberías». Doy por supuesto que lo vas a hacer. Porque es la mejor oportunidad que vas a tener en tu vida para trabajar en un entorno completamente fuera de tu zona de confort y aprender un montón, y tú, docente, puedes acceder a ella.

Debes acceder a ella.

Entiendo que, al principio, acojona un poco. Todo son preguntas, todo son dudas, y el miedo a meter la pata y terminar en un pueblo del que huyen los propios lugareños es real. Hay muchos grupos de Facebook, foros de internet y blogs varios en los que la gente cuenta su experiencia en el programa y hace preguntas a los más veteranos, que ayudan mucho con sus consejos.

Y eso está muy bien. Pero tienes que tener cuidado, porque cada cual habla desde su propia experiencia.

Y a algunos les fue muy mal. Y vas a pensar que, con la suerte que tú tienes, seguro que a ti te pasa lo mismo.

El ser humano es así, siempre negativo, nunca positivo. Vas a ignorar al centenar de personas que te digan que están bien en favor de esa única voz que te dice que vaya mierda todo.

No todas las experiencias son buenas en el programa de Profesores Visitantes, no te voy a vender esa moto. Huye de quien te prometa unicornios y lluvias de dólares por no hacer nada. Se trabajan tantas horas que tu coche va a pasar más tiempo aparcado en el parking del colegio que frente a tu propia casa. 

Tampoco es todo tan malo como lo pintan algunos. Sobre todo, si sabes a lo que vienes.

Por eso, y aprovechando que aún tengo todo relativamente fresco (yo era tú hace exactamente un año), voy a tratar de echarte una mano con este proceso que puede ser aterrador, y al mismo tiempo emocionante desde la mayor objetividad posible, en la medida en la que una experiencia así se puede relatar desde ella.

Permíteme solo un consejo subjetivo: hazlo. Entra en la página. Rellena los papeles. Atrévete.

Ya podrás echarte atrás más tarde.

Convocatoria abierta para el Programa de Profesores
Visitantes 2020-2021

Ante la duda, lee la convocatoria

Ya te has decidido (o no, pero vas a rellenar los papeles igualmente, porque siempre puedes renunciar más adelante). Te metes en la página de Profex y te pones a leer todo lo que te piden: currículum, hoja de servicios, titulaciones, una muestra de ADN de tus hijos no natos, tu primer diente de leche, sangre de un mosquito prehistórico…

Bueno, quizás no te pidan tantas cosas, pero a ti te lo va a parecer.

Entras en pánico y te asaltan las dudas. ¿El CV hay que escribirlo en inglés o vale en castellano? ¿Dónde subo los títulos? ¿Vale el de la Escuela de Idiomas? Si tengo un C1 en euskera, ¿también lo pongo? ¿Y aquel cursillo de 10 horas de risoterapia?

Como buena hija de la era digital que eres, haces una lista con todas las dudas y vas corriendo al grupo de Facebook a consultarlas.

Y allí cada cual te contesta lo que le da la gana.

Que si a ella le contaron un título de catalán, que si al otro le pidieron el certificado de Cambridge y no le valió lo de la Escuela de Idiomas, que si al de más allá no quisieron contarle el máster porque no estaba homologado, pero a la otra le aceptaron un curso del INTEF sobre cómo cambiar tiritas en Infantil…

Vete a la fuente principal: la convocatoria. 

Léetela de pe a pa. Apréndete hasta las comas. Úsala para todas las dudas. TODAS. Y si no está en la convocatoria (¿seguro?), es muy probable que no sea importante.

Solo en caso de que no esté en la convocatoria y a ti te parezca crucial, preguntaría en los grupos y foros. Pero ten cuidado.

No porque vayan a hacerte daño a propósito, ojo, porque normalmente las respuestas van con la mejor intención. Pero la gente interpreta lo que lee según su experiencia, y en redes sociales tenemos cierta tendencia (pequeña, nímia, diminuta) a hablar de más. Incluso cuando no estamos seguras de algo.

Si presentas mal un papel y te quedas fuera de la primera criba porque hiciste caso de lo que un desconocido te dijo en un grupo de Facebook, no te lo perdonarás jamás, Carmena.

(Si presentas mal un papel, te avisarán y tendrás un periodo de gracia para corregir los fallos. Tampoco hace falta que mates a quien te dio mal la información, don’t panic. Pero ahórrate disgustos).

Vete a la convocatoria y a las guías de cada estado. Empóllatelas como si fueran el temario de la oposición. 

Y hablando de estados: 

¿Qué estado elijo?

Siento decepcionarte, pero en el programa de Profesores Visitantes vas a elegir pocas cosas.

Básicamente, eliges presentarte o no. Y ya. Ni el curso, ni el estado, ni la etapa ni a tus compis de centro.

Sorry.

Es verdad que te van a pedir que escojas un estado ahora, cuando rellenas los papeles. No se presentan las cincuenta estrellas, pero entre los estados que sí están y Alberta, en Canadá, tienes bastante para pasar un rato largo y más de una noche sin dormir tratando de tomar la decisión correcta. 

¿Prefieres Santa Fe o Dallas? ¿Te llama más Nuevo México o Utah? ¿Eres de ciudad grande o pequeña? ¿Calor o frío? ¿Chicago o Nueva York? ¿Monte o playa?

Da igual: te van a dar lo que les dé la gana.

Tú puedes pedir lo que quieras, pero el programa depende de las necesidades de los contratantes. Lo que significa que, con toda probabilidad, te van a mandar donde los de aquí no quieren ir o a colegios bastante duros.

Así terminé yo en King City, California, hace veinte años, un pueblo de 10.000 habitantes que necesitaba profesorado urgentemente. Igual te suena porque sale en este libro tan famoso. Bueno, también sale en este otro, pero no lo conocen ni en su casa a la hora de comer.

Eso, si te cogen en el estado que pediste al hacer los papeles. Para que te hagas una idea, este año yo pedí Alberta, Canadá, y ahora mismo estoy en Texas.

Creo que he ganado con el cambio un trescientos por cien, pero no era lo que yo pedí. No te obceques.

Mi consejo, si vienes sola (y por favor entiende que esto es solo un consejo y tienes que hacer tanto caso como a los grupos de ahí fuera): pide el que más te apetezca, siempre que cumplas los requisitos. El trabajo va a ser duro vayas donde vayas, y el sueldo va a ser también más alto que en España. Vas a viajar, a conocer gente increíble, a vivir experiencias que no vivirías de ninguna otra manera pidas el estado que pidas.

Además, tú no tienes ningún control sobre la selección y te van a terminar mandando donde mejor les encajes. Así que pide lo que de verdad quiera tu corazoncito, que ya te rebotarán a otro si hay plazas libres y les gustas.

Si vienes con familia, entiendo que el miedo a equivocarte sea mayor. Consulta tablas salariales en internet, pero mira también el nivel de vida (puede que ganes más en Miami, pero vas a pagar mucho más por el alquiler que en un pueblo perdido de Connecticut, y la calidad de vida va a ser muy distinta). Investiga qué distritos participaron en años anteriores para hacerte una idea de sueldos. No escuches a cualquier nombre anónimo en internet, contacta con alguien que esté allí en tus mismas condiciones.

Y hazlo. Echa los papeles, la manta a la cabeza, el gato por la ventana (ay, no, el gato no). 

HAZLO.

Dinero, sucio dinero

En el mismo instante en el que decidas presentarte al programa de Profesores Visitantes, empieza a ahorrar. 

No, en serio: ahorra todo lo que puedas.

Más.

No, eso no es suficiente. MÁS.

La mudanza a Estados Unidos es un pozo sin fondo. Las primeras tres semanas verás salir de tu cuenta corriente tanto dinero que en más de una ocasión te vas a plantear si estás haciendo lo correcto o no.

(Spoiler: sí. Continuemos).

El gasto empieza ya antes de llegar. Lo primero será el billete de avión, que tendrás que comprar con las fechas ya encima porque no vas a tener los papeles solucionados hasta finales de junio o principios de julio (más sobre esto según se acerque la fecha). También están el visado, con sus respectivos viajes a Madrid (si no eres de allí) para ir a la embajada estadounidense; las entrevistas previas (una o dos, por eso de los rebotes); o, depende del estado, un examen escrito u oral.

Cuando llegas a USA, lo primero es comprar un coche. Hazte a la idea de que, si no te toca una ciudad del tamaño de Chicago, vas a tener que ir en coche a todas partes porque aquí no existe el concepto de transporte público.

La búsqueda de vivienda y todas las fianzas que requiere. Amueblar la vivienda. Comer fuera porque estás conociendo tanta gente maravillosa y genial que no quieres estar por tu cuenta, porque para eso has venido, ¿no?, para viajar y conocer gente maravillosa y genial.

(Esto último no es ninguna broma. Es parte del encanto del programa, créeme).

En cuanto cobras tu primer sueldo, te das cuenta de que el dineral que te ha costado llegar hasta aquí es una inversión que se va a recuperar, sobre todo si estás en un lugar con un coste de vida bajo. Pero el susto de esos primeros meses, el dineral que te dejas cada día, es algo que no se entiende hasta que lo vives.

Estamos hablando de 10.000 euros. Mínimo. Me duele solo de acordarme.

Luego se te olvida. Aquí estoy, gastándome diez pavos en un café y un trozo de tarta en el Starbucks del barrio. Porque yo lo valgo (y me lo he ganado, tras una jornada de diez horas en el cole).

Es el momento de pedir a tu cuñado que te devuelva el préstamo. Ahorra. Hazme caso. 

Esto acaba de empezar

Rellenar el papeleo en Profex es solo el primer paso, y el más sencillo de ellos, aunque ahora no te lo parezca. Luego vendrán los nervios de ver si has sido seleccionada, si te han dado el estado que querías, la entrevista, la lista de espera (si tienes la mala suerte de caer en una de ellas)…

Y por fin llegarás aquí. Más de un ochenta por ciento de quienes se presentan pasan el proceso, así que tienes muchos boletos de hacerlo tú también.

Y estar aquí es una pasada. No te arrepentirás.


No soy ninguna experta, pero estaré encantada de echarte una mano si necesitas ayuda con el Programa de Profesores Visitantes (siempre desde mi experiencia, claro). Si es la primera vez que te pasas por el blog, te invito a que eches un vistazo al resto de entradas y a los libros que tengo publicados; puede que encuentres algo que te interese.

También tienes la opción de contactarme por redes sociales: estoy en Facebook, Twitter e Instagram, y en las tres comparto mis aventuras y desventuras por estas tierras. Y se avecinan viajes que van a hacer que se te caiga la baba de envidia (pero piensa que, en septiembre, esa puedes ser tú). 

Just saying

 

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