Prometí que iba a retomar la sección de Lecturas recomendadas para los peques y aquí estoy. Esta vez, con un libro ¿infantil? perfecto a partir de quinto de Primaria (o incluso antes si les gusta leer y no les asustan los libros «gordos»): La noche del espectro.
Solo una nota recordatoria: mi intención con estas reseñas no es que los trabajes en clase, sino que los puedas recomendar cuando alguien te pregunte qué libros hay por ahí que les puedan gustar. O si necesitas incluir algo de literatura fresca en la biblioteca del cole y buscas libros que, seguro, serán un éxito entre la chavalería.
Pero no les pidas un comentario de texto, por favor.
La noche del espectro: Campbell y Cotrina atacan de nuevo
No es verano de verdad si no cae en mis manos uno de los libros de esta saga de Gabriella Campbell y José Antonio Cotrina.
(Tranquilidad. No me he vuelto loca –no más de lo que estaba– ni me he dado un golpe en la cabeza, sé que estamos en enero. Pero este libro me lo leí en agosto y he convertido en costumbre que la gente me mire con cara de susto en la piscina mientras me río yo sola. Hay costumbres peores. Y si no, pregúntaselo al que tuvo que escribir el cartel de «Se ruega no afeitarse las piernas dentro del jacuzzi» en el spa urbano al que fui una vez. True story).
(No he vuelto. Obviamente).
La noche del espectro continúa las aventuras que Fran, Carol y Kang Dae empezaron en la primera entrega, El día del dragón. Los tres son alumnos del Internado para Niños Singulares de Suburbia, un colegio que provocaría la baja inmediata de cualquier ministra de educación (si es que no lo convierte en ejemplo a seguir, que tampoco me extrañaría).
Aparte de los tres protagonistas, en esta segunda entrega volveremos a encontrarnos con los malos malísimos de la primera aventura, solo que esta vez no serán tan malos. Y es que Wayry, la cría de dragón que todo el mundo desea y los tres amigos están mágicamente obligados a proteger (aunque lo harían de cualquier manera, porque son así de majos), es tan poderoso que hasta los seres del inframundo quieren echarle el guante. Esta vez, la tribu de «malotes» ha venido a ayudarles, no a hacerle daño.
Pero claro, después de lo que Miranda, Flamígero Flambeau, el duque Nefastísimo y los tres fénix de idéntico y eterno nombre les montaron la última vez, cualquiera se fía.
Temas que trata
La noche del espectro es un libro de aventuras infantil, así que te puedes imaginar qué tipo de tramas están presentes. Por supuesto, se trabaja la amistad y la fidelidad entre los chicos y chicas, la valentía para defender a los más débiles, el valor personal de cada uno. Temas que ya se trataron en la primera entrega y continúan en esta.
En esta nueva historia, varios de los personajes que eran pérfidos en la primera se resarcen un poco y demuestran que no son tan sumamente malos. Elena Menta parece hasta humana, Flamífero Flambeau no intenta comérselos [todo el rato] y a Miranda terminas cogiéndole hasta cariño (sobre todo al principio, cuando hace de profesora). Me gusta que incluso en una historia infantil y de humor los personajes tengan segundas oportunidades y no sean malos solo porque sí. Es una buena manera de trabajar la empatía y hacerles entender que, a veces, la gente se comporta mal porque lo pasa mal.
Pero vamos, que la historia mola porque es muy divertida, trate los temas que trate. Recuerda que no buscamos que analicen nada, solo que se diviertan leyendo.
Recomendado para…
Cualquiera con un humor muy básico e infantil (o sea, yo misma) y a la vez suficientes años para recordar las películas de los ochenta (o sea, otra vez yo misma).
Porque, aunque es un libro infantil, tiene muchísimos gags dirigidos a los adultos. Los ratones que trabajan para Flamífero Flambeu solo ven películas en VHS y se disfrazan de sus protagonistas, con lo que, de repente, te aparece un ratón en una camiseta interior blanca, descalzo y diciendo una frase que no te destripo pero que vas a identificar enseguida.
El dúo formado por Nefastísimo y Miranda encajaría sin problema en una telenovela o una sitcom americana, y los erizos cantores… Bueno, el humor de los erizos es infantil, vale, pero yo todavía me estoy riendo con una de sus tonadas (y ya estoy viendo que voy a volver a pasar una semana con el «EY, EY» de los condenados, canción que solo he leído y a la que le he puesto música yo misma y madre qué pegadiza es).
Como es un libro de más de trescientas páginas con un puñado de ilustraciones, mi consejo es que se lo recomiendes a niños y niñas acostumbradas a leer bastante. Suele ayudar llevarlo a clase y leerles un par de párrafos; no hace falta buscar mucho para encontrar una escena que les arranque una carcajada.
Pero lo ideal es que te lo leas tú antes. Ya te digo yo que no te vas a arrepentir.
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Para que luego no digas que no tienes nada para leer.
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