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Animación a la lectura: charlando con profes

6 octubre, 2021

La animación a la lectura es un tema que preocupa en muchas casas y en muchas clases. Queremos que los y las peques lean, que se aficionen a pasar su tiempo libre con un libro, que elijan la lectura por encima de las docenas de actividades que podrían estar haciendo.

Escribo esto el día que se han caído todas las apps que uso normalmente. Me pregunto cuántos adolescentes (¡y adultos!) habrán aprovechado que su agenda social está vacía para sentarse a leer en lugar de cotillear las fotos ajenas.

Me contesto que saben usar SMS. Que son adolescentes, no idiotas.

Escribí el Manual (in)falible de animación a la lectura con idea de echar una mano a docentes y familias con actividades que se pudieran llevar casi sin preparación a clase. Lo escribí desde mi experiencia, claro, desde lo que a mí me ha funcionado y me ha dado mejores resultados.

Pero bien sabes que cada maestrillo tiene su librillo, que cada clase es un mundo, y que lo que a mí me funciona puede que a ti no. Así que me suele gustar escuchar a otros compis expertos en la materia hablar de lo que hacen y de lo que les funciona.

Por eso me hizo tanta ilusión cuando Pablo Ferradas me invitó a su canal de Twitch para charlar con Fernando Alcalá y Patrica García-Rojo. Fer y Patricia son, además de escritores de literatura infantil y juvenil, profes de Secundaria y ávidos lectores. En esa charla a cuatro bandas en la que también participó la gente que veía el programa salieron ideas geniales, y hoy vengo aquí a compartir algunas contigo.

Porque ya sabes que, en esto de la educación, cuanto más compartes más tienes.

Afición a la lectura: trucos, técnicas y costumbres

Rutinas lectoras

Bien sabes tú la importancia que tienen las rutinas en la creación de hábitos. Acostumbrarnos a hacer lo mismo todos los días a la misma hora es la única manera de conseguir objetivos a largo plazo.

No digas «voy a perder quince kilos». Di «todos los días al salir del trabajo voy a ir al gimnasio», o «los domingos voy a dedicar la tarde a cocinar platos sanos para tener congelados, y así evitar tentaciones».

Con la afición a la lectura pasa tres cuartos de lo mismo. Patricia menciona que todas sus clases empiezan con lectura en silencio, tiempo en el que ella también lee, con lo que los chicos y chicas saben que tienen que traer un libro de casa todos los días. También mencionó lo que hacían sus padres cuando era pequeña: crear momentos de lectura que aún hoy respeta. «Da igual que sean las cinco de la mañana, yo tengo que leer antes de acostarme o no me puedo dormir».

Que levante la mano a quien le pase lo mismo.

Otra actividad que se hacía en casa de Patricia era la de la lectura en familia. Durante las dos horas y pico que duró la charla y que puedes ver aquí si te la perdiste, no hicimos más que repetir la importancia de «leer con». Con tu familia, con tus amigos y amigas, con tu clase, con tu profesora. Leer en la sala todos juntos, y que irse al baño o a la cocina pudiera suponer perder tu libro porque otra persona lo quería leer. Hablar de libros en la mesa. Comer con un libro en lugar de con la tele puesta.

La animación a la lectura se perpetúa en esas pequeñas rutinas del día a día. Más aún si son rutinas compartidas. 

Acceso a los libros 

Aunque no siempre es posible, una manera sencilla de hacer afición a la lectura es acercar a tu clase a la biblioteca del barrio o de la ciudad. Crear una rutina cada dos semanas, que sepan que los libros que han tomado prestados los tienen que devolver y por tanto tienen que leer un poco todos los días, ver la cantidad de temas y libros que tienen a su alcance… Pablo comentaba que, en su época no lectora (todos hemos tenido una), le encantaba ir a la biblioteca a hojear los libros y ver las ilustraciones o los encabezados. Esa también es una manera de enganchar a nuevos lectores.

Tener una biblioteca amplia en casa también ayuda, claro. Todo tipo de libros, todo tipo de géneros, y acceso ilimitado a ellos. Es verdad que a veces la tentación de lo prohibido funciona bastante bien; Fer comenta cómo no quisieron regalarle Olvidado Rey Gudú porque era demasiado para él y no lo iba a entender, así que puso todo su empeño en ahorrar el dinero suficiente y conseguirlo. Pero, por regla general, para hacer afición a la lectura funciona mejor dejar los libros al alcance de quien los quiera.

Patricia, además de profe de Lengua y Literatura, es la encargada de la biblioteca de su centro y ha creado una biblioteca móvil en un carro de la compra. Los chicos y chicas estaban deseando que lo sacara por fin y lo paseara para ver qué novedades había añadido.

Porque eso es importante: el acceso a los libros no sirve de nada si lo que tienen a mano son truños que no nos leeríamos ni tú ni yo. Asegúrate de poner a su alcance las novedades, los libros que van a encontrar si se acercan a una librería, lo que de verdad quieren leer.

Quizás eso signifique tener que llorarle al equipo directivo para un mayor presupuesto en libros. Llora. La vergüenza está sobrevalorada.

No hay un género superior a otro

Ni obras mejores que otras. Ni deberíamos avergonzar a los y las peques por leer cosas catalogadas para otra edad.

En la charla me enteré de que hay librerías en las que en la sección infantil se impide la entrada a mayores de 14 años. Imagina: la noche anterior a tu cumpleaños estás leyendo Los Cinco y al día siguiente solo puedes accedes a las novelas de Pérez-Reverte.

Me da algo.

Ni el cómic es una lectura inferior, ni los libros con dibujos son para niños pequeños, ni la fantasía es territorio exclusivo de los niños de ocho años. Cada uno lee lo que quiere, igual que unos se entretienen viendo Supervivientes y otros eligen los documentales de historia. Es entretenimiento. Y como tal, cada uno tiene sus gustos.


Una charla de dos horas, como te puedes imaginar, da para mucho, sobre todo cuando los que participan son amantes de los libros y se esfuerzan por que en sus casas y en sus clases se trabaje la afición a la lectura. Te animo a unirte a nuestra conversación, aunque sea en diferido.

También te recuerdo que, en caso de que las redes sociales nos vuelvan a jugar una mala pasada, tienes un puñado de libros escritos por servidora que pueden arreglarte una tarde sin internet. Y, por supuesto, las entradas de archivo del blog, que ya se cuentan por docenas.

Gracias por estar ahí. Gracias por leer.

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