Trabajar la animación a la lectura en el aula no siempre es fácil. Es un tema importante, algo que merece su lugar en el horario, en tu día a día. Lo sabes, lo saben, lo sabemos.
También merecen su lugar la escritura, las matemáticas, las charlas que arreglan los problemas surgidos en el patio, las tutorías…
Hay demasiadas piezas en este puzzle para un tablero tan pequeño.
Como lectora empedernida y escritora, me gustaría poder dedicar la mejor hora de mi día a la animación a la lectura en el aula. Quiero que desarrollen esa afición, que elijan leer antes que cualquier otro tipo de entretenimiento, que escojan sentarse con un libro en lugar de ponerse a jugar con la consola.
Pero no puedo. La realidad no me lo permite. Porque mi plato y el suyo está lleno de cosas que necesitan saber para ¿la vida?, ¿el instituto?, ¿aprobar el examen?
Escoge uno, me vale cualquiera.
Si además le sumamos que ahora mismo estoy en un país donde todo lo que se hace en el aula se mide con resultados, números y porcentajes, la animación a la lectura en el aula se convierte en una herramienta más, pero no un fin en sí mismo.
Los niños y niñas leen para mejorar su comprensión lectora, no por placer.
En la media hora de biblioteca a la semana, se les explica que tienen que coger dos libros: uno que les guste, de cualquier temática o nivel, y otro en su nivel de lectura. Prueban que lo han leído con un programa de ordenador que les hace preguntas y les da puntos.
Sí, puntos.
Se premia a los diez niños y niñas de cada curso que más puntos tengan (siempre que mantengan un 80% de corrección en esas pruebas). Al resto se los anima a leer más para ganar un par de trozos de pizza en una fiesta mensual.
Super didáctico todo, lo sé.
Me queda poco margen de acción en el aula. Los minutos están contados, las páginas del libro medidas. Si no sacamos buena nota en los exámenes estatales anuales, se analizará el porqué, el cómo, el qué ha pasado.
Tengo que encontrar la manera de combinar actividades que faciliten el acercamiento a los libros por disfrute y el desarrollo de la comprensión lectora y el vocabulario.
No es fácil.
Pero se me ocurren cosas.
Animación a la lectura en el mi aula: la dura realidad
Club de lectura
He empezado un mini club de lectura. De momento es un fracaso absoluto, pero no me rindo.
Mi día a día es un caos de papeleo, de gente que entra en mi clase para comprobar que estoy siguiendo lo que hay que hacer al dedillo y lecciones planificadas hasta la última coma. Nada de hacer actividades que no cubran algún tipo de objetivo ni sigan la metodología pautada.
Y eso que en mi cole son más light con estas cosas. En otros, el control es aún mayor.
Pero los viernes por la tarde, los cuerpos están cansados y las mentes aún más. Sé que mis peques no rinden porque yo tampoco.
Los de las películas de zombies se inspiraron en los pasillos de mi cole un viernes a la una de la tarde. Vamos todos arrastrando los pies por los pasillos.
Así que he empezado un pequeño club de lectura. Les digo que traigan un libro y hablen de él, que digan qué les parece y si lo recomiendan. Lo empiezo yo, con un ejemplar en la mano, hablándoles de por qué ese libro me gusta en especial, y luego lo pongo en un sitio accesible para que se lo puedan llevar a casa.
Lo hice un día. Nadie cogió el libro que recomendé. Solo una niña trajo un libro de casa, aunque otros dos hablaron de una serie que les gusta. El resto de la clase miraba en silencio.
No. Me. Rindo.
Biblioteca del aula
Este es mi cuarto año en Tyler y mi clase no tiene un espacio para alojar todos los libros, en inglés y español, que hay en mi aula.
Llevo buscando estanterías por el cole desde que llegué. No hay suerte.
Así que abrí un crowdfunding en DonorsChoose y pedí estanterías para mi clase. Dos personas que no conozco de nada me dieron casi doscientos dólares para poder comprar las estanterías que necesitaba.
Según lo cuento me imagino tu cara. Sí, así funcionan las cosas a este lado del charco. Estoy normalizando horrores por encima de mis posibilidades, lo sé.
La estanterías ya están en mi aula, pero ahora tengo que montarlas. Estoy seriamente pensando en meterlas en el coche y traérmelas a casa para volver a llevármelas ya montadas, porque en mi horario de trabajo no tengo hueco para hacerlo.
9 horas al día en clase son suficientes. No quiero meter más tiempo, ni haciendo algo tan divertido como montar estanterías (léase sin ironía: me encanta montar muebles).
Mi objetivo es conseguir que todos esos libros que ahora están en bandejas y sin clasificar queden bonitos y los niños y niñas se acerquen más a ellos. Estoy pensando en hacer algo como «El libro de la semana» y crear una sección especial que les llame la atención.
No sé si voy a tener espacio para poner las estanterías y estoy pensando en secciones especiales. Vamos bien.
Pero el objetivo bien merece el esfuerzo. Tengo un niño que lleva leyendo el mismo libro desde agosto. Solo verlo me duele.
Podemos tener todas las ideas del mundo. Podemos pensar que, tras muchos años dando clase, tenemos todo dominado y controlado y una solución para cada problema. Pero la realidad del aula te golpea de vez en cuando y te das cuenta de que, por más que tú sepas (o creas saber) qué necesitan tus peques, dárselo no es siempre tarea fácil.
Habrá que reinventarse. De eso trata también ser maestra.
¿Cuál es la realidad de la animación lectora en tu aula? ¿Cómo lidias tú con este tipo de cosas? Déjamelo en los comentarios, que necesito ideas.
Si te ha gustado esta entrada, es más que probable que busques ideas para fomentar la lectura en el aula, y Manual (in)falible de animación a la lectura puede ser justo lo que buscas. En él recopilé muchas de las técnicas que me han funcionado en el aula en distintos momentos y con distintas edades, y espero que a ti también te sirvan. Si te gusta, echa un vistazo al libro que publiqué con Plataforma Editorial, Profe, una pregunta, donde me planteo todas las dudas que me surgen a la hora de dar clase.
Si lo que buscas lectura de entretenimiento, ¡estás de suerte! Graciana es la última novela que he publicado, un libro con humor, toques de thriller y realismo mágico que tienes disponible en Amazon. También puedes reírte con Armarios y fulares, o averiguar qué es lo que pasa en un fin de semana entre amigos en Antes de que todo se rompiera.
Como siempre, gracias por estar ahí. Gracias por leer.
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