Parece mentira que yo diga esto, siendo como soy la responsable de tecnología en mi centro, pero lo cierto es que no uso tanta tecnología en el aula como debería, o no tanto como otras profesoras, mejor dicho. Soy de las que piensa, fíjate que cosas, que la tecnología, como el boli y el papel, es una herramienta que debe estar a disposición del docente y el alumnado, no al revés. Si tienes que dedicar dos tercios de la clase a explicar cómo funciona un programa y solo una pequeña parte a utilizarlo, mal vamos. A no ser que seas la profesora de informática, que entonces es justo lo que tienes que hacer, obviamente.
Dicho esto, hoy os voy a hablar de Voki (www.voki.com). Este pequeño programa (o app, o como queráis llamarlo) lleva tanto accesible y es tan adecuado para el aula de lenguas que aún me sorprendo cuando me encuentro con profesoras que no lo conocen. Detrás de ese nombre tan simplón se esconde algo mucho más simplón aún: es una herramienta para crear avatares. O, en cristiano y castizo, muñequitos en el ordenador cuyo aspecto controlas tú y a los que puedes hacer hablar.
No voy a explicar aquí cómo funciona Voki porque ya lo hice en esta pequeña guía a la que podéis echar un vistazo (o buscar tutoriales en Youtube, que seguro que hay gente que lo explica mejor que yo); lo que pretendo hoy es daros algunas razones para usar Voki en vuestra área de lenguas, sobre todo si tenéis alumnado más bien jovencito (es tan sencillo que lo pueden usar niños de ocho o nueve años). A los mayores seguramente también les guste, pero su utilidad es un poco simple, aunque te viene de perlas para cubrir una guardia en la clase de inglés, por ejemplo.
Por qué usar Voki en tu aula de lenguas
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Voki es un programa muy simple que te va a costar muy poco tiempo explicar, incluso en una lengua en la que los chavales y chavalas no tengan mucha fluidez. Las distintas secciones para “tunear” tu monigote vienen descritas en inglés, pero todo va acompañado de iconos y dibujos. Con el alumnado que tenemos, acostumbrados a crear avatares para juegos online, etc., no te va a hacer falta abrir la boca.
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Aunque puedes abrir una cuenta con tu dirección de email, no necesitas registrarte para usarlo, lo que te va a permitir usarlo con niños y niñas más pequeños que no tienen dirección de correo. Lo malo que tiene esto es que no lo pueden guardar, y si quieres poner sus creaciones en un blog no vas a poder.
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Por otro lado, Voki ofrece una cuenta (de pago) para educación. Si te interesa puedes echarle un vistazo y ver si a tu escuela le convence; si es una herramienta que tú y alguna otra compañera veis interesante, puedes plantearte comprar la licencia de un año.
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Puedes hacer hablar a tu Voki. Tienes tres opciones para ello (en realidad cuatro, pero una es llamar por teléfono a un número estadounidense y dejar un mensaje, así que esa igual mejor no): puedes escribir qué va a decir tu muñeco, grabar tu voz desde el micrófono de tu ordenador o subir un audio. Está genial para cuando has trabajado una actividad oral en clase y quieres publicarla de forma original, o para que se pasen la tarde haciéndole “leer” al muñeco un texto lleno de faltas de ortografía. A ver si así se dan cuenta de por qué importan.
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Una de las cosas que más me gusta de esta herramienta es que puedes usar el euskera, el catalán o el gallego (aparte de inglés y castellano, claro) para hacerles hablar, ¡y suena bien! Quiero decir, no lee el euskera como un robot que solo deletrea, sino que entona con la pronunciación adecuada. No suelo encontrar herramientas así y me hizo mucha ilusión.
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Esto es una tontería, pero a mí me hizo mucha gracia: puedes usar la voz y la imagen de Obama o Hillary Clinton para crear tu avatar. Solo en inglés, eso sí; me moría de ganas por oír a Obama hablar en euskera, pero no da la opción. Seguro que las nuevas versiones se encargarán de meter a Donal Trump en la galería. Sé de más de un alumno mío que estaría encantado.
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