A veces tengo la sensación de que trabajamos poco la escritura en Primaria. Escribimos y les hacemos escribir, sí, pero no sé si trabajamos la escritura.
Ya sabes, más allá del «esta frase no es gramaticalmente correcta y ‘burro’ se escribe con b».
Yo no recuerdo que nadie me explicara cómo organizar un texto, aunque estoy segura de que lo hicieron. Me gusta escribir desde pequeña y es una de esas cosas que, por se ávida lectora, me resulta relativamente fácil.
Pero cuando me toca trabajarlo en clase (y cuando me atasco al escribir), me doy cuenta de lo difícil que es. De que tiene muchos pasos, de que no todos los niños y niñas vienen con el mismo bagaje lector y de que, por desgracia, los y las profes tenemos tendencia a centrarnos en lo menos importante.
Sí, la ortografía es lo menos importante. Seguido por la gramática, algo que también machacamos hasta las lágrimas.
Cuando un peque nos escribe un texto que nos atrapa, nos arranca una carcajada o nos llama la atención por algo, rara vez nunca es por su perfecta ejecución mecánica. Hay muchos otros aspectos de la escritura que trabajamos menos y que rara vez corregimos, en parte porque no tenemos claro cómo hacerlo.
Y en parte porque no nos da el horario, claro. Que si hubiera tiempo para todo, saldrían de Primaria directos para Oxford.
Cómo trabajar la escritura en Primaria
Antes de meterme en faena, deja que te cuente por qué es tan importante trabajar la escritura en Primaria de forma explícita. Te lo podría resumir en «porque también trabajas Matemáticas de forma explícita», pero nunca he sido muy fan de comparaciones odiosas.
No es una capacidad innata
No me cansaré de decirlo: escribir (y leer) no es una capacidad innata, como lo es el habla. La aplastante mayoría de los seres humanos nacemos con el cableado necesario para hablar y procesar el lenguaje oral o de signos. A base de un input relativamente pequeño, extrapolamos las normas de toda una gramática y hablamos o signamos con fluidez más o menos para los dos años.
Pero el lenguaje escrito es diferente. Es una invención humana que requiere de pensamiento abstracto y que se rige por normas arbitrarias, distintas en cada cultura. Hay lenguas que no tienen código escrito. Hasta hace muy poco tiempo, una persona podía vivir una vida plena sin necesidad ninguna de leer y escribir. Hoy en día, en las culturas occidentales, supone una desventaja que no nos podemos permitir, pero sigue habiendo gente que sobrevive sin ello.
No vale con hablar bien
Que una peque se exprese bien o tenga un vocabulario amplio no significa que escribir vaya a ser más fácil para ella.
Ayuda, claro, pero escribir no es poner por escrito las cosas que se dicen, sin más. El código hablado echa mano de muchas estrategias no verbales que ayudan a la comprensión. Si no me crees, prueba a hablar por teléfono en un idioma que no controles bien, o con una mala conexión telefónica. Y, sin embargo, no nos da miedo pedir comida en un restaurante extranjero con un inglés chapucero, porque siempre queda el recurso de señalar y entenderse por señas.
Eso no se puede hacer en el lenguaje escrito, en parte porque el emisor rara vez está presente y el receptor no cuenta con su ayuda. El mensaje tiene que estar clarísimo para que no haya malentendidos.
Si no me crees, pásate por Twitter cualquier día.
Un texto, ya sea ficción o ensayo, un cuento o un intento de convencer al ayuntamiento de que arreglen ese hoyo de la calle en el que casi te rompes el tobillo, exige coherencia y cohesión. Exige elegir la información que vas a dar, porque no vas a poder contar las anécdotas que cuelas cuando relatas algo de forma oral. Exige un tipo de frase que depende del género que estés escribiendo, un tipo de vocabulario acorde al tema y a tu audiencia, un ritmo que no tiene que ver con el hablado.
Y no acepta hmm, ni eeeeeh, ni ¿sabes?, ni ¿me entiendes? o ¿me explico?
Graba una conversación entre amigas y trata de transcribirla. Verás qué bien te lo pasas.
Estrategias para trabajar la escritura en Primaria
Da siempre el tema
He hablado alguna que otra vez de esto con mis amigas y todas coincidimos en lo mismo: no hay nada peor que una redacción de «tema libre».
Sobre todo para quienes no disfrutan escribiendo, porque a escribir se le suma la pesadilla de elegir sobre qué escribir. Si trabajar la escritura ya es difícil incluso con aquellos a los que les gusta, poner un obstáculo más en el proceso es un tiro en el pie.
Con los cursos más bajos, el tema puede ser simple y muy claro: describe a tu mejor amiga, cuéntame que hiciste ayer, háblame de tu animal favorito. Algo muy cercano a sus vidas y que vayan a disfrutar contándote, porque no hay nada que más le guste a un crío que contar sus cosas a la maestra o a sus compañeros, si decides que lo lean en voz alta.
Con los cursos más altos, algo que interese a la clase te asegura una motivación extra que te hará mucha falta. Puedes ser un poco más general («quiero un texto de opinión donde se vea la estructura de la que hemos estado hablando»), pero no te olvides de dar ejemplos.
Si estás trabajando el formato de opinión, puedes animarlos a convencerte de algo y comprometerte a cumplirlo si de verdad te convencen. Por supuesto, si no cumples esa promesa solo te servirá solo una vez y sabrán que no estás siendo honesta, así que asegúrate de que sea algo que puedas cumplir.
Muestra ejemplos
No vale con trabajar la estructura de un determinado texto en clase: muestra un texto. Mejor todavía si lo escribes tú, sobre todo en cursos bajos, para utilizar a tus peques como protagonistas de la historia, descripción o lo que se tercie.
Vas para bingo si eres capaz de usar el texto de un alumno o alumna de otra clase, un texto lo más cercano a perfecto que puedas de alguien que no conozcan (pero escrito a mano, para que vean que no les engañas). Y ya el colmo si ven que las faltas de ortografía o el verbo mal escrito que has corregido no impiden que sea modelo a seguir.
Puedes repetirles hasta la saciedad la estructura de un texto informativo, el qué, cuándo, cómo y dónde, pero hasta que no lo vean y sepan identificar las partes, nunca van a entender de qué estás hablando. Si utilizas un texto ajeno, asegúrate de que sea divertido y escrito al nivel de tu alumnado o un pelín más alto, pero no demasiado.
Ten en cuenta, sobre todo al principio, que quieres que la estructura sea lo más clara posible, aquello de «una idea desarrollada por cada párrafo». Ya tendrás tiempo de complicarles la vida después.
El primer borrador está para equivocarse
Una de las cosas más importantes que podemos enseñar al trabajar la escritura en Primaria es que el primer borrador va a estar lleno de fallos.
Cualquiera que alguna vez haya intentado escribir una novela (o dos) lo sabe bien.
Es el momento de guardar el corrector, de tachar a gusto, de confundirse y romper la hoja del cuaderno. Sí, está muy bien eso de organizar la escritura con un gráfico antes, pero no hay organización que te vaya a librar de un buen porrón de correcciones, tachones y recolocaciones de párrafos enteros.
Y no pasa nada. Es más: eso es señal de que lo están haciendo bien. Pero durante años les hemos hecho creer que una buena organización previa va a evitar que te confundas al escribir, y eso no es cierto. Tachar, borrar, recolocar… Escribir es como esculpir un trozo de barro, que parece un mojón hasta que toma su aspecto final.
Lectura en voz alta para la corrección
Sí, he dicho que escribir y hablar no son lo mismo, soy consciente. No, no es una de mis muchas incongruencias, por esta vez lo he hecho a propósito.
No puedes transcribir una conversación natural palabra por palabra, pero sí deberías poder leer una y que suene natural. Quien dice conversación dice descripción, cuento o artículo. Si una frase chirría y parece fuera de sitio, o demasiado corta, larga o con muchas comas, está mal.
Dependiendo de la clase que tengas, es muy beneficioso juntar a los y las peques por parejas y hacer que lean sus textos por turnos. Mejor aún: que una lea el texto de la otra, y, si es capaz de hacerlo sonar bien, es que el ritmo está logrado.
Deja que se junten por afinidades, porque escribir es algo muy personal y, en según qué cursos, no les hará gracia juntarse con gente que no les caiga demasiado bien. Y deja claro desde el principio, desde que das el tema, que esto va a ser una parte de la edición.
Que nunca sabes lo que te van a contar y es mejor que sepan quién va a leer el texto aparte de ti.
Que no te dé miedo el boli rojo
Hace poco leí a una profesora que decía que nunca, nunca, nunca había que corregir los escritos de los niños y niñas.
No estoy de acuerdo. De hecho, no he estado tan en desacuerdo con tanta pasión desde que una me dijo que Crepúsculo era mejor que Harry Potter.
Solo mediante la corrección vamos a conseguir que mejoren su escritura. Por supuesto, hay cosas que no vas a poder cambiar en una sola redacción, y hay peques que van a necesitar tanto trabajo que marcar todo lo que hacen mal los hundiría en la miseria.
De ahí a decir que no toques su papel va un mundo.
Si tu clase no es enorme (jajajajajaja), corrige ese texto con el autor o autora delante. Pídele que te lo lea y, una vez acabado, haz tus comentarios. Empieza siempre por lo positivo: me gusta el tema que has elegido, qué letra más bonita tienes, mira cuántos has escrito… Ya tú sabes, lo que sea con tal de dar un empujón a su ego. Pero ni se te ocurra mentir, más que nada porque así no le ayudas lo más mínimo.
Si tiene un problema grave con la ortografía y además su historia está mal ligada, los párrafos desordenados o las ideas revueltas, olvídate de las bes y las uves. Dile que preste atención solo a las palabras cuya mala ortografía te pueden llevar a no entender el texto, pero el resto ni tocarlas. Esa es una labor que el ordenador puede corregir, pero si no sabes organizar un texto, tienes un problema mucho más serio.
Si no puedes reunirte uno por uno con todos para corregir la redacción, asegúrate al menos de reunirte uno o dos minutos para hablar de ella. De nada sirve llenar la hoja con marcas si no le explicas lo que significa o sabes que no lo va a revisar. Dile por qué un párrafo está bien o mal, por qué ese conector no funciona, cuál es la función de esa coma que le has escrito. Ponle en un aprieto. Hazle pensar. Que recuerde al menos una fracción de todo lo que le estás diciendo para la próxima.
Y por favor, que tu boli rojo valga también para poner notas al pie de todo lo que ha hecho bien. Que seguro que hay mucho.
Publícalo
Me da igual si es en el corcho del pasillo, en el blog del cole, en la carta de los viernes a las familias. Publícalo. Que todos los niños y niñas de tu clase puedan fardar de sus escritos y sentir el orgullo de haber hecho algo bien.
Y es que, cuando trabajamos la escritura en Primaria, a menudo se nos olvida que la audiencia no tiene por qué ser siempre la maestra. Hay más gente en clase, no te digo ya en el colegio. Haz que se note.
Si te ha gustado este artículo sobre escritura, tengo todo un libro sobre afición a la lectura que te va a encantar. También predico con el ejemplo en eso de escribir, y aquí está la prueba.
Como siempre, gracias por estar ahí. Gracias por leer.
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